El empleo de la fuerza depende de decisiones humanas.

No necesitamos ninguna investigación para confirmar que el factor humano está detrás de la gran mayoría de actuaciones policiales con resultados nefastos. Aunque no queremos continuar este artículo sin destacar que la inmensa mayoría de actuaciones policiales concluyen con resultados favorables como demuestra que nuestro país sea de los más seguros del mundo y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado siempre estén entre las instituciones más valoradas

Agentes de Policía Local entrenan con equipamiento antidisturbios

La autoridad que legalmente representa el agente de policía no impide que este deje su condición humana colgada en la taquilla cuando se viste con su equipamiento policial. Y es que, desde el punto de vista psicológico, el agente afronta una gran variedad de procesos cognitivos en su toma de decisiones. Las horas en la calle convierten en fácil el complicado proceso de la toma de decisiones. Procesar la información que requiere entender la situación, la conducta de las personas implicadas y el peligro potencial de estas, para con estas percepciones, elaborar estrategias acertadas para abordarlas, requiere una pericia excepcional a ojos de alguien ajeno a la función policial.

 

El policía afronta a diario complicadas y múltiples situaciones. Tomando decisiones basadas en factores internos y externos; el agente debe elegir prevaleciendo su nivel de autoridad. En toda la fase formativa y de selección por la que pasa hasta que jura el cargo, recibe pautas de actuación y reglas de conducta que deberán facilitarle esta tarea. Aún así; el factor humano prevalecerá en todo momento hasta el fin de su carrera.

El sendero que lleva al policía a la resolución del incidente al que acuda, pasa por cuatro fases, las cuales construirán mentalmente el contexto en el que deberá tomar la última decisión que resuelva satisfactoriamente dicho incidente. Estas cuatro fases serían:

  • Fase de Anticipación, donde se tiene en cuenta la implicación del policía y la información recibida cuando sea llamado a acudir a la intervención.
  • Fase de Entrada y Contacto Inicial. Es el momento más delicado que marca, en un alto porcentaje, el tipo de resolución final. En esta fase el policía entra en la escena y en el desarrollo de la misma.
  • Fase de Intercambio de Información o comunicación verbal y no verbal, entre el policía actuante y el resto de sujetos en escena. Esta fase es determinante para decidir la peligrosidad de la actuación por parte del agente.
  • Fase Final, en la que el policía tomará la decisión que las anteriores fases le hayan transmitido como la óptima. Aquí es donde se decide el nivel de fuerza que emplear para solucionar la intervención o en cambio emplear otras técnicas sin violencia.

 

Anteriormente en este blog, hemos hablado sobre la importancia de ampliar el abanico de opciones con las que debe contar el agente en lo referente a medios lesivos y armas no letales. El trabajo policial exige personal preparado para afrontar situaciones límite, unas veces violentas y otras, las más; humanas. En las que la inteligencia emocional es el mejor arma del equipamiento policial.

Agentes de policía patrullando por las calles

Esta tensión diaria origina un desgaste anímico en algunos policias que puede desembocar en una disminución de la adecuada calidad de sus decisiones en la actuaciones en las que intervengan. Que en ocasiones, incluso, provocan reacciones entre sus compañeros. No olvidemos que sólo son personas normales haciendo cosas extraordinarias, para que el resto de la sociedad disfrutemos de la vida y ese peaje en ocasiones tiene un precio.

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