Abordaje Policial en Situaciones de Crisis Mental: Estrategias y Retos y Equipamiento

Entre las actuaciones policiales que entrañan más complejidad, se encuentran las que se realizan frente a personas que padecen trastornos mentales. A esta complejidad se le suma un alto grado de peligrosidad cuando estas personas están en medio de ataques violentos. Desde aquí, nos hemos propuesto hablar de estos operativos tan complicados y dar pautas con las que intervenir.

Las personas con trastornos mentales abarcan un amplio espectro de enfermedades cerebrales, y en su gran mayoría no provocan actitudes violentas. Sin embargo, hay unas pocas de estas enfermedades que popularmente identificamos como perturbadas, enajenadas o desequilibradas. Y que en buena cantidad de casos, estas enfermedades desarrollan brotes violentos por diversas causas que discutiremos más adelante.

Primeros pasos: Entender las crisis de salud mental en intervenciones policiales.

 

Los estallidos de violencia en enfermos mentales durante periodos de crisis está suficientemente estudiado en múltiples investigaciones y puede ser confirmado por cualquier policía o sanitario que se haya enfrentado a esta situación. Sin embargo, antes de continuar, debemos aclarar que el porcentaje de estas situaciones es bajo, y no es conveniente vincular directamente enfermedad mental con violencia y/o delincuencia. Principalmente, porque la gran mayoría de enfermedades mentales no provoca episodios de violencia en quienes las padecen. Solo un pequeño porcentaje de los afectados representan un riesgo para la seguridad física de las personas con las que interactúan, ya sea en su núcleo familiar o externo.

El peligro que representan este pequeño porcentaje de personas con trastornos mentales, proclives a estallidos de violencia. Es un problema significativo de seguridad física para el resto, lo que obliga a estudiar estos casos y crear protocolos de actuación para evitar males mayores, ya sean las víctimas, los propios enfermos, su entorno social o los trabajadores que deben atenderlos. Y que sean relativamente pocos, no disminuye la gravedad del problema que generan.

Entre las diversas enfermedades que afectan a nuestro cerebro, la esquizofrenia se ha demostrado como la principal causante de la gran mayoría de episodios violentos entre la población afectada por trastornos mentales. Esta enfermedad aleja al enfermo de la realidad y se catalogan de los siguientes tipos: paranoide, catatónica, indiferenciada, desorganizada y residual. La esquizofrenia paranoide es la que más frecuentemente causa comportamiento violento en quienes la padecen.

Los factores principales que incrementan el riesgo de violencia en personas con esquizofrenia, según el estudio Violencia y Esquizofrenia: un análisis clínico-forense, de Enrique Esbec Rodríguez y Enrique Echeburúa Odriozola, incluyen el no haber sido diagnosticados al inicio de la enfermedad y, por lo tanto, no estar aún bajo tratamiento farmacológico. Otros factores incluyen delirios de celos, perjuicio o identificación errónea, varones jóvenes con trastorno provocados por problemas vitales, y el consumo de drogas.

De hecho, el consumo de drogas está relacionado tanto con ser un detonante del surgimiento de esquizofrenia en algunos de sus consumidores, como con el aumento de episodios de violencia en los ya afectados por trastornos mentales. Esto enlaza con estudios que demuestran que el consumo de alcohol y drogas en individuos con esquizofrenia aumenta exponencialmente la probabilidad de utilizar la violencia y cometer delitos violentos. Cuando ya de por sí, los esquizofrénicos utilizan la violencia hasta 8 veces más que el resto de la población.

En Estados Unidos, donde esta problemática ha recibido más interés por parte de los investigadores, uno de cada cuatro arrestados con trastornos mentales tenía antecedentes de arrestos anteriores. También sospechamos que algunos casos de «suicidio por policía», tenían relación con problemas mentales en el suicida. Así, y citando las conclusiones del estudio mencionado anteriormente: Numerosas investigaciones forenses y consultas públicas después de acontecimientos trágicos, han creado una mayor conciencia sobre los problemas que rodean los encuentros policiales con personas que padecen trastornos mentales. Un sentimiento predominante es que muchas de estas interacciones son indeseables, innecesarias y evitables. Al proporcionar estimaciones sobre las tasas de contacto entre la policía y las personas con trastornos mentales, este estudio ilumina la magnitud del problema y proporciona un punto de referencia respaldado empíricamente para académicos y profesionales en esta área.

Volviendo a esta parte del charco, donde los problemas son similares pero más locales. La esquizofrenia paranoide suele ser la causante de episodios de violencia impulsiva intrafamiliar, en cárceles y en nuestras calles. Que son los escenarios que se encuentran nuestros policías, cuando reciben una llamada para intervenir en estas situaciones en las que los protagonistas, según este informe del Ministerio de Salud (PDF), son en su mayoría varones de entre veinte y sesenta años. Por lo que podemos imaginar que intervenir frente al afectado medio por esquizofrenia con episodio violento, exige el máximo a los intervinientes.

Fuente: Ministerio de Sanidad

Consideraciones jurídicas en actuaciones con desequilibrados.

 

El artículo 20 del Código Penal establece que están exentos de responsabilidad penal aquellos que al ejecutar el hecho no poseían la capacidad de comprender su significado por causa de enfermedad mental o trastorno psíquico. Bajo este precepto; se han dictado sentencias absolutorias de sujetos que padecían esquizofrenia tras ser juzgados por delitos graves que resultaron en la muerte, o graves secuelas físicas en su víctima (o víctimas). Esto provoca confusión en la opinión pública, que llega a considerar inimputables a los enfermos mentales como los esquizofrénicos.

Sin embargo, esto no es del todo correcto. Pues se han dictado sentencias absolutorias como condenatorias, y la mayoría de las primeras han ordenado el ingreso en centros psiquiátricos y han mantenido las indemnizaciones solicitadas, como la reciente sentencia del TSJA en la que un individuo había atacado con un cuchillo a una vecina en Jaén. También se hacen malabarismos judiciales para no enviar al esquizofrénico a prisión y tampoco absolverlo completamente, en este caso, considerando el ataque psicótico un atenuante, para rebajar la pena y enviar al reo a un centro psiquiátrico; como con el individuo que en 2020 hirió con una katana a cuatro mossos que actuaron para internarlo tras dos meses sin tomar medicación.

El Tribunal Supremo considera que para determinar la inimputabilidad en casos de esquizofrenia, es crucial analizar la gravedad de la enfermedad y la afectación de las facultades mentales del acusado en el momento del delito. Y lo apreciamos en sentencias que, como hemos visto, se están resolviendo adecuadamente con ingresos en centros especializados, para sacar el peligro que representan de nuestros hogares y calles. Otra cuestión es si los tiempos de internamiento son los adecuados y si se cumplen íntegramente.

Estrategias de desescalada y comunicación frente a desequilibrados.

 

Antes de detallar los consejos para intervenir en situaciones frente a desequilibrados, debemos advertir que estos se aplicarán cuando las circunstancias lo permitan. Obviamente, si el nivel de violencia del sujeto es alto, ineludiblemente la policía empleará las técnicas conocidas para resolver la situación, evitando causar más daño del necesario. En el apartado de material policial adecuado para estas intervenciones, enumeraremos algunos imprescindibles frente a estas situaciones.

Nos hemos basado en las sugerencias del Manual de buenas prácticas en salud mental para profesionales que intervienen en emergencias de AFAENPAL (PDF), la Guía de intervención policial con enfermos psiquiátricos de Francisco Fernández Marin (PDF), y la guía alemana Polizeieinsätze in Verbindung mit psychisch kranken Menschen (Operaciones policiales en relación con personas con enfermedades mentales) de Thomas Feltes y Michael Alex (PDF).

La complejidad de los operativos en los que el aviso trata de un sujeto con una enfermedad psiquiátrica, comienza desde el momento que este recibe:

  • Mientras los policías acuden al lugar donde son requeridos, deben ser informados del historial médico del sujeto para conocer las implicaciones de la intervención. Para esto, sus compañeros de sala u otros, deberán realizar las gestiones necesarias con los servicios de salud cercanos al lugar de los hechos. Igualmente, estar coordinados con los trabajadores de emergencias que también acudan; será de igual, o mayor ayuda.
  • Se recomienda aproximarse al lugar sin avisos sonoros, mientras la situación lo permita. Para evitar agravar el grado de alteración del sujeto.
  • Coordinar la intervención con el personal emergencias sanitarias presente y revisar el material y consumibles disponibles. Así como una estrategia de actuación común.
  • Si el nivel de amenaza lo permite, preferir que el primer contacto y la comunicación directa posterior con el sujeto, la realice un policía de paisano, si existe la posibilidad. Ya que los uniformes también pueden causar alteraciones en sujetos afectados por un brote psicótico.
  • Transmitir y mantener la calma mediante el lenguaje corporal y los mensajes verbales. Imprescindible para desescalar la situación.
  • Evitar las amenazas y ofrecer en todo momento predisposición a colaborar para hacer descender la ansiedad del sujeto.
  • Utilizar técnicas «rapport», mostrando al sujeto interés y comprensión. Como interesarse por sus deseos y miedos.
  • Establecer una negociación para hacerlo partícipe de la resolución adecuada del incidente.
  • Trasladar seguridad para crear una relación de confianza.
  • Hacer uso de un lenguaje no verbal sosegado.
  • Si el sujeto está afectado de alucinaciones, tratarlas como no percibidas, pero nunca criticarlas y restarles importancia.
  • Realizar intentos de cambiar el tema de conversación para modificar en el sujeto; su foco de atención.

 

Material policial para intervenciones con desequilibrados

 

El equipamiento policial básico con el que se dota a los policías se muestra insuficiente a la hora de actuar frente a desequilibrados cuando actuan bajo ataques de violencia. Por ello, se necesita incorporar algunas soluciones que ayuden a mitigar los daños físicos propios, al enfermo o las personas que se encuentren en el escenario de la actuación (familiares, sanitarios, etc).

Estas soluciones que proponemos deben utilizarse con una formación previa para conocer sus bondades y que lo policías puedan entrenar; de forma que tengan ensayadas las técnicas para utilizarlas. Así se evitarán daños innecesarios durante la actuación.

Dicho esto, os dejamos a continuación la lista de equipamiento policial que ayudará a intervenir al tipo de actuaciones tratadas en este artículo:

  • Escudo de Captura e Inmmovilización: Se trata de un tipo de escudo cuya pantalla y agarre se ha diseñado para envolver y poder presionar contra un obstáculo (como una pared) al sujeto, de forma que el agente no sufra agresión mientras sus compañeros lo apoyan en la reducción.
  • Bola balística: Empleada cuando el enfermo empuña objetos que pueden provocar lesiones graves (cuchillo, herramientas, etc). Al dispararle con esta solución no letal, se le incapacita durante suficiente tiempo para aplicarle técnicas de contención y detención.
  • Spray de defensa pimienta: Aunque un buen spray de pimienta de chorro balístico puede ser de gran ayuda es estos caso. Un tipo de spray indicado específicamente para casos como los aquí tratados, son los tipos «niebla», como este modelo de spray de pimienta Phantom, que genera una «niebla» de OC incapacitante con sujetos que impiden, con garantías de seguridad, acceder a la habitación donde se encuentran.
  • Guantes electro-sensitivos: Otra herramienta no letal que ayuda en la difícil tarea de controlar físicamente a una persona que no se deja ser reducida y engrilletada. Estos guantes se ayudan de la electricidad, para multiplicar el efecto de las técnicas de defensa personal policial en la reducción e inmovilización.
  • Grilletes: Herramienta policial por antonomasia, utilizada para restringir los movimientos del sujeto y hacer su traslado más sencillo y seguro.
  • Cintas de contención: Cuando los grilletes son incapaces de contener los movimientos lesivos de un sujeto, se precisa inmovilizarlo con estas cintas de contención para poder trasladarlo o que el equipo sanitario pueda atenderlo con garantías de seguridad físicas para ellos y el paciente.
  • Guantes anticorte: Primera barrera de protección que cualquier policía debe llevar siempre. Imprescindibles en cualquier actuación, sobre todo cuando hay violencia de por medio.
  • Casco antidisturbios: un EPI básico del trabajo policial, que protegerá la cara y cabeza del policial frente al lanzamiento de objetos y el primer contacto con individuos que ejercen violencia lesiva.

 

Conclusión

 

Como hemos podido comprobar, el trabajo policial con enfermos mentales es complejo. Requiere de conocimientos y procedimientos específicos, además de equipamiento adecuado. Incluyendo la coordinación con profesionales externos a la policía.

Técnicas de desescalada, inteligencia emocional y elección del nivel de violencia necesario, son claves para llevar a buen puerto actuaciones con familiares cerca. En las que la ética y un profundo conocimiento de la legislación, por parte de los policías intervinientes, marcará la diferencia entre la vida y la muerte en muchos casos. Y entre mayor o menor sufrimiento en las víctimas, en todos los casos.