La vida profesional de un policía puede transcurrir sin tener que enfrentarse a un enfrentamiento de naturaleza letal, pero con qué sólo participe en uno, ese incidente puede suponer la diferencia entre la vida o la muerte para él, sus compañeros o ciudadanos presentes en el mismo. Por ello; se les dota de formación y del mejor equipamiento policial para que en un momento dado, sepan actuar de la forma más resolutiva posible y con el menor uso de la fuerza posible. Aunque en el mercado aparecen nuevas propuestas para el uso de fuerza no letal, lo más importante que debe tener el policía ante situaciones de gran riesgo es su mente.
La mente es la que maneja nuestros instintos de supervivencia y la voluntad de volver cada mañana a casa. Y cuando el policía se encuentra ante graves amenazas cuenta con tres pilares fundamentales, que son:
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Técnica
Aunque la formación ha avanzado positivamente estos últimos años, el agente debe conocer el motivo de los ejercicios que realiza, la importancia de ejecutar correctamente las repeticiones necesarias, además de volver periódicamente a entrenar dichos ejercicios e incluso mejorarlos si se requiere. Entrenar bajo condiciones que generen gran estrés efectivo, con adiestramiento fuerza contra fuerza, está comprobado que aumenta exponencialmente reacciones adecuadas en los momentos decisivos. Por ejemplo; entrenar correctamente contra armas blancas es una experiencia que en la calle agradecen todos los policías que han recibido dicha formación.
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Táctica
Según la Wikipedia, la táctica es «un método empleado con el fin de obtener un objetivo». Por lo que el eficaz uso del equipamiento que acompaña al policía, entraría en esta definición. Es posible gracias al conocimiento previo de todas las posibilidades que le brinda dicho equipamiento policial. Además, como hemos hablado en otra ocasión, la capacidad de elegir de una forma eficaz, entre las múltiples herramientas policiales con las que cuenta el policía del siglo XXI, es la base de la táctica. La cual debe ser aprendida y pulida en la formación que reciba el agente, además de en sus posteriores entrenamientos: “El sudor ahorra sangre”.
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Mentalidad
Pocas profesiones existen que aglutinen la cantidad de buenos momentos y en cambio momentos desagradables, como el trabajo policial. Por ello es tan importante la vocación en este oficio, ya que, tener clara su misión será la motivación esencial para afrontar cada día. Pero lo que realmente marcará la diferencia, cuando se encuentre con un enfrentamiento grave, será su fortaleza mental. Es la que le asegurará desenvolverse adecuadamente en las peores situaciones o en caso de fallar, reponerse y seguir adelante mientras la amenaza siga activa. También en este punto entra la actitud proactiva del individuo; la mentalidad despierta que le permita estar en un estado de alerta continuo de varios niveles y que le posibilite anticiparse a las situaciones en las que intervenga.
Estos tres pilares son los que sustentan a todo policía para resolver acertadamente las situaciones más peligrosas que pueda encontrarse a lo largo de su vida como agente, comprenderlos y apuntalarlos es necesario para tener en nuestra calles personas con las fortalezas necesarias para salvar vidas.
