El policía frente al estrés, una profesión bajo presión

Aunque, merecidamente, debamos considerar a los policías como héroes. No llegan a ser los superhéroes que hemos conocido en los comics y el cine, porque sencillamente son de carne y hueso, como el resto de mortales. Y cuentan con el mismo corazón y mente que el resto de todos nosotros. Decimos esto, porque sufren igual que cualquier otra persona, pero están en un trabajo en el que el riesgo lo pueden encontrar en cada esquina. Y las consecuencias pueden ser perder la vida o acabar con secuelas físicas y/o mentales. Sobre estas últimas toca hablar hoy.

El trabajo policial es una de las profesiones más estresantes que existen. Al estar expuestos a situaciones de riesgo, toma de decisiones rápidas y eventos traumáticos. Y pueden acabar afectando a la cabeza de estos profesionales, afectando a su salud mental y emocional.

Los tipos de estrés al que está expuesto un policía.

 

Comenzando en su propio hogar y vida personal. El policía puede verse afectado por problemas familiares, económicos o de salud. Que afectan a su rendimiento laboral y laminan su bienestar mental, ocasionando que estos problemas afecten a sus responsabilidades profesionales. Lo que genera una bajada del rendimiento y de comunicación con sus compañeros y superiores como poco, y problemas más graves si no son solucionados o tratados.

Así, los problemas familiares es un indicador significativo de estrés en los policías y disminuye su bienestar general, según el estudio «Evaluación del estrés y el afecto momentáneos en tiempo real en agentes de policía mediante una aplicación para teléfonos inteligentes», publicado en la revista especializada en salud BMC Public Health.  Este estudio ayudó a demostrar los factores de estrés repentino que influyen en el afecto momentáneo entre los agentes de policía. Indicando que el hogar y la familia afectan al rendimiento y salud mental de los policías participantes en el estudio.

Las preocupaciones financieras también son otro factor que puede afectar al policía y generar estrés, derivando en bajadas de rendimiento y de concentración cuando sus funciones lo exigen. También nos queda por añadir los problemas de salud en el policía o su núcleo familiar, que igualmente llegan a ser generadores de estrés. Enfermedades como la depresión, la hipertensión o trastornos postraumáticos no siempre son correctamente diagnosticadas o tratadas. Y  liman la salud mental del policía, llegando a causar problemas graves en él y su círculo próximo, familiar y profesional.

A nivel profesional, hablamos del estrés operativo. Provocado por los horarios, la exposición a situaciones peligrosas, estar constantemente en alerta para responder a los avisos o exponerse a situaciones potencialmente traumáticas como el sufrimiento humano, especialmente en niños.

Otras circunstancias que pueden empujar al policía a padecer una fusión entre estrés operativo y personal es la pérdida de un compañero cercano durante el trabajo o haber causado daño o incluso la muerte mientras realizaba sus funciones policiales. Son de sobra conocidos los casos de trastorno de estrés postraumático (TEPT), tras eventos que se hayan resuelto con algún fallecido, sobre todo cuando es el mismo policía el que se ha visto obligado a acabar con una vida, por mucho que esta supusiera una amenaza para la vida propia o de otras personas.

Según un estudio del Departamento de Neurología de la Universidad de Búfalo en Estados Unidos, y financiado por el Instituto Nacional de Justicia. Se demostró que el TEPT puede alterar los procesos cognitivos y de toma de decisiones en los policías. Causando interrupciones en los mecanismos cerebrales esenciales para el procesado normal de la información y que controlan la atención. Afectando en la rápida toma de decisiones en situaciones bajo presión de los policías.

Estrategias para manejar el estrés y la presión en los policías

 

El manejo eficaz del estrés y la presión en los policías es fundamental para su salud mental, rendimiento y su ambiente laboral y familiar. Además, y sobre todo, para la seguridad de todos nosotros. Porque contar policías sanos físicamente y mentalmente redunda en una mejor atención al ciudadano y su capacidad de respuestas a situaciones con vidas en riesgo.

Anteriormente, ya os hablamos de la Inteligencia Emocional como “arma” policial. Y esta vez toca subir de nivel para cerrar el círculo en el camino a una policía resiliente y cercana. Porque la Inteligencia Emocional es una herramienta excelente para iniciarse en el mundo de las emociones y como comienzo para abordar estrategias complementarias para la buena salud mental de nuestros policías.

Estas estrategias requieren de la participación de la estructura en la que se encuentre cada policía. Y de la formación necesaria para implantarlas eficazmente, junto a medidas que lleven a buen puerto estas estrategias que tratamos a continuación:

  • Formación en resiliencia y gestión del estrés: se tratan de programas que ayuden a los policías a mejorar en sus capacidades para gestionar la presión y los sucesos traumáticos mediante técnicas de «conciencia plena» (mindfulness) o técnicas de relajación.
  • Apoyo psicológico: La inclusión de psicólogos en las jefaturas y comisarias es una reclamación que ya se está dando en Francia, para bajar la tasa de abandono y suicidios que se está dando, también, en el país vecino. Ya que tener cerca y de manera accesible, un especialista en salud mental puede ayudar a curar el alma o anticiparse a los problemas mentales que se pueden estar germinando en los policías. Necesariamente, no deben incluirse en plantilla, porque basta su presencia periódica para tener contacto con el personal y hacerle un seguimiento.
  • Grupos de apoyo: Se ha demostrado que tener formados grupos de apoyo destinados a ayudar a los policías que han atravesado eventos traumáticos, ayuda en su proceso de afrontar el evento de manera más efectiva. Idealmente, lo formarán miembros de plantilla formados para tal fin. Y deberán participar en los «debriefing» organizados los días inmediatamente siguientes al evento.
  • Liderazgo: Contar con líderes policiales formados en Inteligencia Emocional y crear ambientes que se preocupen por el bienestar de sus policías, es el mejor antídoto para mejorar la fortaleza mental del grupo.
  • Entrenamiento realista: Este tipo de entrenamiento no solo prepara al policía para mejorar en sus respuestas tácticas ante situaciones de estrés. Si no que hace lo propio a nivel mental, aportándole confianza y preparándole para que tome las mejores decisiones bajo estrés. Lo que ayudará a limitar los daños psíquicos causados por eventos donde los errores de formación hayan causado daños evitables.
  • Ejercicio físico: Las ventajas del ejercicio físico frecuente son conocidas, entre otras destacamos que alivia el estrés, aumenta la calidad del sueño y mejora el ánimo. Un estudio realizado con policías griegos demostró que aquellos que habían reducido el ejercicio físico por semana, eran más propensos a un nivel más alto de estrés operativo. Contar con instalaciones en los que puedan ejercitarse o fomentar el deporte en equipo son excelentes medidas para mejorar las mentes de los policías y su cohesión como equipo.

 

Como hemos visto, velar por la salud mental de nuestros policías y promover ambientes laborales sanos, ayuda a limitar las causas que pueden provocar estrés en los policías y redunda en su mejor desempeño táctico y de trato con la población, compañeros y líderes. Ante la proliferación de las amenazas y un ambiente social en el que se está perdiendo el respeto a la autoridad de tiempos pasados. Incluir la salud mental y la inteligencia emocional en las herramientas con las que dotamos a nuestros policías, será beneficioso para las plantillas, sus familias y el resto de sociedad.